Sempre paga el més febles i una latyra volta ha estat ajornat El Quijote, encara que siga nomès de moment. Anotarem però algunes cityes memorables que en aquest breu intent de lectura he conreat.
DIÁLOGO ENTRE BABIECA
y Rocinante.
SONETO.
B. ¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?
R. Porque nunca se come, y se trabaja.
B. Pues, ¿qué es de la cebada y de la paja?
R. No me deja mi amo ni un bocado.
B. Andá, señor, que estáis muy mal criado,
pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.
R. Asno se es de la cuna a la mortaja.
¿Queréislo ver? Miraldo enamorado.
B. ¿Es necedad amar? R. No es gran prudencia.
B. Metafísico estáis. R. Es que no como.
B. Quejaos del escudero. R. No es bastante.
¿Cómo me he de quejar en mi dolencia,
si el amo y escudero o mayordomo
son tan rocines como Rocinante?
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Porque,
¿cómo queréis vos que no me tenga confuso el qué dirá
el antiguo legislador que llaman vulgo cuando vea que,
al cabo de tantos años como ha que duermo en el silen-
cio del olvido, salgo ahora, con todos mis años a cuestas,
con una leyenda seca como un esparto, ajena de inven-
ción, menguada de estilo, pobre de concetos y falta de to-
da erudición y doctrina; sin acotaciones en las márgenes
y sin anotaciones en el fin del libro, como veo que están
otros libros, aunque sean fabulosos y profanos, tan llenos
de sentencias de Aristóteles, de Platón y de toda la cater-
va de filósofos, que admiran a los leyentes y tienen a sus au-
tores por hombres leídos, eruditos y elocuentes? (12)
Tras esto, para mostraros hombre erudito en letras
humanas y cosmógrafo, haced de modo como en
vuestra historia se nombre el río Tajo, y veréisos luego
con otra famosa anotación, poniendo: “El río Tajo fue
así dicho por un rey de las Españas...(14)
En lo de citar en las márgenes los libros y autores
de donde sacáredes las sentencias y dichos que pusiére-
des en vuestra historia, no hay más sino hacer, de manera
que venga a pelo, algunas sentencias o latines que vos se-
páis de memoria, o, a lo menos, que os cuesten poco tra-
bajo el buscalle;(14)
Y pues esta vuestra escritura no mira a
más que a deshacer la autoridad y cabida que en el mun-
do y en el vulgo tienen los libros de caballerías, no hay
para qué andéis mendigando sentencias de filósofos, con-
sejos de la Divina Escritura, fábulas de poetas, oraciones
de retóricos, milagros de santos, sino procurar que a la
llana, con palabras significantes, honestas y bien coloca-
das, salga vuestra oración y período sonoro y festivo;(16)
(El números entre parèntesis corresponen a la página de El Quijote interactivo de la BNE.)
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Hay que leer : «Don Quijote» and the Romances of Chivalry: The Need for a Reexamination, Daniel Einsenberg, The City College´City University of New York